1. sep., 2021
LUZ CIERTA E INGRÁVIDA
No sé dónde te dejé, luz cierta e ingrávida,
si fue en la madrugada,
si cuando se apagó el canto del jilguero,
si en el puerto cuando zarpaba el barco.
Tampoco sé por qué te dejé,
si fueron las perlas
que me vendió aquel comerciante,
si fue aquella gitana
que me leyó la mano,
si la culpa la tuvo la selva con sus trampas.
Solo sé que desde entonces
no me visitan las alondras,
ni los sabios solicitan mi consejo.
Solo sé que llueve desde entonces,
una lluvia pertinaz,
que abre todas las heridas
y apaga todas las hogueras.
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