25. ago., 2019
EL VIENTO DEL SUR
A mí me habitan los duendes
y los druidas con sus pócimas.
Me alimenta un bosque de recuerdos
y mi corazón es un lago
donde me refugio cuando hay tormenta.
En las noches serenas
escucho el canto de los ángeles,
que no guardan rencor a las estrellas.
La tierra es mi baluarte
y crecen raíces en mi alma.
Tengo los ojos hinchados por el llanto
de tanto suplicar a las esfinges.
A veces llega el viento del sur y me acaricia.
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