LA CULPA
Y aparece la culpa, enorme,
como si te fuera a aplastar,
con sus garras oprimiendo hasta el último latido
de un corazón en llamas.
Te persigue en los sueños, en la soledad,
en el largo camino de regreso a casa.
Es una voz que llega de lejos,
que ruge en la oscuridad del alma,
o un rostro amarillento con los ojos desorbitados,
galopando en la noche.
Y te sientes minúsculo ante un gigante
que surge del mar,
que desciende de las cumbres,
que está en el desierto y se esconde en las cuevas,
que repite tu nombre sin cesar
hasta el hastío y la desolación.
Como una piedra sobre los hombros,
como la niebla sin fondo,
como un hombre que olvidó su futuro
y se empeñó en vivir en el presente,
entre el abismo y la nada,
como un pájaro enjaulado
que aspira a ser libre un día,
como un náufrago rescatado de su pasado sombrío.
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