18. ene., 2018
LA EXTRAÑA LUZ
Los jardines ya no están donde estaban.
Las plazas no son más que sombras del pasado.
El río ya no canta como antes.
Ya no espero al mar
ni tampoco el consuelo de un amigo,
ni las promesas que me hizo el horizonte.
Hoy ya no tiendo mis manos al mendigo
ni busco los aplausos del viento.
Mi casa se llena de fantasmas,
de oscuras voces que vienen de la guerra.
Ya no me queda nada ni nadie,
ni las palomas de mí infancia,
ni los secretos verdes guardados en la jaula
ni los sueños que subieron a la cumbre.
Ya no me queda nada,
sólo esta extraña luz
que nunca me abandona.
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