2. jul., 2016
ÉRAMOS FELICES
Éramos felices, pero no lo supimos
Hasta aquella tarde de tormenta,
En que murieron los sueños,
Y las sombras regresaron a hacer su nido en los árboles.
Entonces percibimos, con toda claridad,
La belleza de los ángeles y el susurro de los ríos,
La monotonía de la lluvia y el gris de los campos otoñales.
Lloramos, como lloran los niños,
Y la nostalgia de un paraíso perdido
Nos acompaña con sus ecos y su bruma.
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