El héroe
El héroe no sabe de tanques
Ni de banderas ni de espadas.
Es alguien cautivo del silencio y de las nubes.
Llora y sus lágrimas no las recoge nadie.
Sueña y su sueño se ahoga entre las olas.
Mira al cielo y las estrellas no salen a su encuentro.
El héroe es pequeño, diminuto
Como una bola de algodón y no hace ruido
Para no despertar a los enanos o a los duendes,
Que todavía duermen en lo más oscuro o en lo más alto,
En alguna cumbre desangelada
O en algún portal sin sombra.
El héroe se oculta por pudor o por valentía.
Muchas veces lo hace sin avisar,
Para sorprender a todos aquellos que le miran
Con odio, con envidia, con cautela.
Habita la vida, aunque esto resulta inútil muchas veces.
Anda despacio, pero no hurga nunca en las heridas.
No desconoce el sabor amargo de la derrota
Porque esta es su mayor triunfo, su inenarrable victoria.
El héroe es voluble y frágil,
Pero sobre todo es solitario,
Con una soledad que empaña los cristales
Y se vuelve nostálgica y vieja como los candelabros y las arañas.
No tiene nada de raro ni de excéntrico.
Es normal como el banco en que se sienta cada tarde
A ver pasar los últimos hombres que van quedando en el planeta.
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