Desolada la noche vino a verme
Desolada la noche vino a verme.
Me aseguró que el odio y la mentira
La abandonaron en un hotel sin salida de emergencia
Que no veía el mar ni el horizonte
Y que el conserje llamó a la policía.
La consolé, pues en su desvarío
Decía cosas incoherentes.
Cosas como que la muerte nos vigila
Detrás de cada rosa, de cada pájaro, de cada beso,
O que el tiempo no deja más que arrugas en el alma
Y resabios amarillos en el cuerpo.
Se desahogó con ímpetu, con rabia,
Con el ardor de la sangre y del enfermo
Que lucha por librarse de su estigma.
La oyeron los montes, los escarabajos,
La Estrella Polar, el Kilimanjaro,
Hasta las sirenas y las ninfas.
Pero todo fue inútil,
Los ojos que la miraban eran muchos y malvados.
Le arrancaron su silueta, su misterio, su destino
Y la sumieron en el olvido más abominable
Desde entonces los hombres van sin rumbo
Por un mundo sin novelas y sin jardines que les canten
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