Todo muere antes que la rosa
Todo muere antes que la rosa:
El escorpión, el alud, la mentira,
Incluso la tormenta y el presidio,
Incluso las promesas y sus miedos.
Todo muere antes que la rosa,
Incluso el relámpago y su herida
Incluso el desamparo y el olvido.
Porque la rosa es álgida y profunda
Como el aliento y el beso,
Como el asombro y el mármol.
Porque la rosa no sabe de destierros
E ignora al viento y a la bruma.
Porque la rosa no huye de las olas
Ni pronuncia oráculos cuando llora.
Porque la rosa es destino y presagio,
Amor que no sabe de la lluvia,
Amor que no compra madrugadas,
Que abruma y acaricia sin prospecto,
Que es anverso y reverso de un espejo
de un grito, de un tormento.
Por eso, ni la luna con su duelo,
Ni la noche con sus ojos,
Ni los muertos se atreven a olvidarla.
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