15. ene., 2015
No quiero estos golpes
No quiero estos golpes,
Que parecen venir de un odio oceánico,
De un alud de miseria y lejanía.
Como grietas en el alma,
Como caballos cabalgando por un horizonte herido.
Golpes rojos como piedras deslumbrantes,
Golpes que azotan la bahía y se desangran entre olvidos y reproches.
No quiero estos golpes
Que asaltan los castillos con denuedo,
Que desbordan todas las estadísticas
Y se unen a las colas infinitas de los muertos.
Me aturden con su ruido y con su frente maldita.
Arañan la ternura y el ocaso con sus manos galopantes.
Sopla el viento en los rescoldos del día.
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